Las Técnicas Proyectivas nacieron con
el psicoanálisis.
Se trataba de presentar unos
estímulos difusos de modo que los sujetos en su
interpretación proyectaran sus conflictos,
interpretación que se realizaba bajo el paradigma y los
conceptos psicoanalíticos, como la existencia del Ello,
Yo y SuperYo, complejo de Edipo, Inconsciente, fase
anal, resistencia, etc.
Desde hace algunos años se está
abriendo paso el término de pruebas asociativas, en vez
de proyectivas, para evitar las connotaciones
psicoanalíticas.
La idea es utilizar las antiguas
técnicas proyectivas para aprovechar las asociaciones
que los sujetos realicen entre los estímulos y sus
experiencias, actitudes, deseos, etc., pero sin buscar
una interpretación tan discutida como la psicoanalítica.
Además, estas técnicas asociativas
proporcionan una visión más global de la personalidad
que las mismas pruebas conductuales o de rasgos.
Es cierto que una interpretación
cualitativa de las respuestas del sujeto provocan
grandes discrepancias entre distintos evaluadores, pero
también lo es que hay algunas pruebas "asociativas" que
incluyen baremos y estudios de validez y fiabilidad.
Un ejemplo de ello podría ser el
Dibujo de la Figura Humana de Koppitz, cuyos
indicadores emocionales se han validado con criterios
empíricos, valorando las diferencias en las respuestas
de niños con problemas emocionales con la de otros niños
más ajustados emocionalmente.
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