Detrás de esta
iniciativa está la asociación autonómica Vínculos
Infantiles, con sede en Alicante.
La
presidenta de esta asociación, Rosa Ruiz, alerta: «Los
menores que son testigos de la violencia en el hogar son
los grandes olvidados en este conflicto. Vivir estas
situaciones es traumático para ellos y puede dejarles
secuelas psicológicas».
Rabia, problemas
del sueño, estrés, miedo, angustia, trastornos
alimentarios, fracaso escolar y aislamiento social son
algunos de los síntomas que pueden desarrollar. Para
intentar ayudarles a ellos también, la asociación acaba
de poner en marcha un novedoso programa de atención a
menores que son hijos de mujeres maltratadas. La terapia
es colectiva, y se han organizado tres grupos
compuestos, en función de la edad, por menores de uno a
seis años, de siete a nueve años, y preadolescentes.
La psicóloga de la asociación, Ana Llopis, explica que
el programa pretende crear un espacio socio-afectivo en
el que tratar las emociones traumatizantes. «Intentamos
reducir las secuelas que les han dejado lo vivido y
reducir la intensidad del dolor. La imagen de papá
agrediendo a mamá no desaparece, pero sí podemos
ayudarles a disminuir la intensidad del recuerdo»,
explica.
Otro objetivo
importante es que los niños desaprendan el modelo de
familia en el que han crecido. Un modelo en el que la
figura paterna la representa un ser dominante y
agresivo, y la materna, una persona sumisa víctima de
actitudes violentas y falta de respeto.