Para algunos
autores las Consecuencias Lógicas también entrañan
elementos negativos, que intentan superar.
Piensan que las Consecuencias Lógicas son castigos
camuflados.
La principal característica que critican de las
Consecuencias Lógicas es que miran hacia atrás, no hacia
adelante. Es decir, se centran en el pasado haciendo que
los niños sufran las consecuencias de sus errores.
Pero el hacer que los niños se sientan mal no garantiza
que se vayan a portar mejor en el futuro. Es posible
que, como los castigos, solo les provoque resentimiento
y que además intenten que la próxima vez “no se les
pille”.
Si esos especialistas en educación no están de acuerdo
con las Consecuencias Lógicas, y mucho menos con los
castigos, ¿qué alternativa plantean?
Defienden el
enfoque basado en las Soluciones.
Esta orientación considera el error del niño o su mal
comportamiento como una oportunidad para aprender. La
idea es buscar soluciones que ayuden al niño a no
cometer de nuevo el mismo o parecido error.
Cuando los adultos cometen un error también pueden
adoptar una estrategia similar.
Pongamos por caso, el olvidarse en casa las llaves de la
puerta y no poder entrar.
Reacciones negativas a este contratiempo, y que se
enfocan hacia el pasado, serían buscar un culpable,
hacerse autoacusaciones, deprimirse por lo que ha
ocurrido…, etc.
Una reacción más
positiva es la que intenta buscar una solución para que
no vuelva a ocurrir el mismo problema (por ejemplo,
dejar una copia de llaves en el coche, o en casa de un
familiar, etc.).
Ese es el espíritu del enfoque centrado en las
Soluciones.
Lo que se defiende es dialogar con el niño y juntos
buscar una manera de mejorar, buscar una solución, ya
sea algo que impida que se produzca otra vez el error, o
bien algo que facilite una respuesta más adecuada.
Mejor, que el la decida, porque así se implicará más en
que la solución funcione.
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