Voy a referirme a
una serie de ayudas que podamos dar al niño para que
mejore su lenguaje, es decir, para que nos entienda
mejor, o para que continúe hablando, o para que mejore
lo que ha dicho.
Pero todo ello respetando sus producciones y sin
corregirle directamente, lo que podría inhibirle si
es un niño tímido o inseguro, sino devolviéndole los
mensajes de una manera más elaborada y/o correcta.
Se trataría por
tanto de métodos indirectos que intentan
facilitar y mejorar la comprensión y expresión del niño.
Estos son los recursos que podemos utilizar:
1- FACILITARLE
LA COMPRENSIÓN:
Para que el niño nos entienda podemos echar mano de
varios recursos:
- Elevar el tono
de voz
- Exagerar la
entonación
- Hablar más
lentamente
- Insertar más
pausas
- Utilizar gestos,
o señalar con el dedo el objeto al que nos referimos
- Emplear
oraciones correctas, pero más cortas y sencillas.
2- HACER PREGUNTAS QUE FACILITEN LAS RESPUESTAS DEL
NIÑO:
Si se trata de que el niño hable, se exprese, podemos
facilitárselo a través de las preguntas que le hagamos.
Así no es
conveniente hacer preguntas que puedan bloquearle,
por ejemplo: Dime qué es esto
Asimismo, si
incluimos la respuesta en la pregunta no le damos
oportunidad de emitir un enunciado: ¿Qué quieres, ver
la televisión? .
Es decir, en este
caso sería preferible presentarle alternativas:
¿Qué quieres, jugar o ver la televisión?
Si mostramos
interés hacia lo que nos está contando querrá
continuar haciéndolo. Por eso, se le puede preguntar:¿Qué
pasó luego?, ¿Qué más?
Cuando estamos
viendo con él algún libro de cuentos o imágenes debemos
hacerle preguntas que amplíen el pensamiento del niño,
por ejemplo: ¿Qué están hablando estos niños?, o
¿Cómo crees tú que funciona esto?
3- OTROS RECURSOS:
- Repetir lo que ha dicho el niño para que vea
que le entendemos y se anime a continuar hablando:
Niño: “La niña
se durmió”…
Adulto Ah, así que la niña se durmió…
- Repetir lo
que ha dicho pero diciéndolo correctamente, de modo
que tenga un modelo adecuado para la próxima ocasión:
Niño: “La niña
se dórmó”…
Adulto: Ah, así que la niña se durmió…
En este caso, lo
importante es que enseñamos cómo hacerlo sin corregirle
directamente.
- Continuar el tema, pero estimulándole una
ampliación:
Niño “La niña
se durmió” …
Adulto: Ah, así que la niña se durmió…¿Pero dónde se
durmió?
Este recurso
también puede servir para facilitarle la comprensión:
Adulto: “Dame
el mando”
(El niño parece no entender)
Adulto: “Dame el mando de la televisión”
- Pedirle aclaración
Niño: La niña
se ‘dormó’
Adulto ¿Qué has dicho?
Le damos la
oportunidad de rectificar o de esforzarse por decirlo
mejor.
- Mejorar y ampliar la estructura del enunciado
del niño:
Niño: “Pelota
nene”
Adulto: “Sí, esta es la pelota del nene”
Así le
proporcionamos una estructura gramatical correcta que le
servirá de modelo
- Ampliar el contenido del enunciado del niño:
Niño: “Pelota
nene”
Adulto: “Sí, es redonda”
En este caso
centramos su atención en conceptos que debe adquirir
- Incorporar el
enunciado del niño a otro más completo:
Adulto: “El
niño salió corriendo huyendo del perro”
Niño: “Guau, guau”
Adulto: “El niño salió corriendo huyendo del perro
que ladraba muy fuerte. Guau, guau”
- Si cuestionamos la emisión incorrecta del niño,
podemos hacer que se dé cuenta del error e intente
mejorar lo que acaba de decir:
Niño: La niña
se ‘dormó’
Adulto ¿Se dormó?
- También podemos estimular la expresión del niño,
dándole una respuesta claramente falsa que le incite a
contestar:
Adulto: ¿Cómo
te llamas?
Luisito: (No responde)
Adulto: ¿Has dicho Carlitos?
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