Orientaciones Educativas para Padres

 
 

QUÉ HACER EN LOS DÍAS SIGUIENTES A UNA SITUACIÓN TRAUMÁTICA

   

 
 

  ¿QUÉ REACCIONES PUEDE TENER EL NIÑO?
• Muchos niños pequeños, sobre todo los menores de 7 años, reaccionan sin la respuesta emocional que esperamos los adultos; responden, por ejemplo, preguntando si se pueden ir a jugar ya. A veces no lloran ni exteriorizan sus sentimientos.

• Con frecuencia, también en los más pequeños, surge una pregunta o comentario que podríamos llamar “egoísta”, como una respuesta, frente a la muerte de un padre, del tipo “¿y ahora quién me ayuda a mí a hacer los deberes?”
• Es muy frecuente, en niños de todas las edades, que rechacen en los días sucesivos hablar o comentar lo ocurrido e incluso, en los más pequeños, que se comporten como si no hubiera pasado nada.

• Reacciones frecuentes, tras un acontecimiento traumático, como ha sucedido por ejemplo tras el 11-M, son las pesadillas, los terrores nocturnos y las preguntas y preocupaciones de los pequeños sobre la muerte.

• También es frecuente en los niños más pequeños, que teman en los días siguientes que “eso” que ha sucedido (la muerte, el atentado, la catástrofe) les puede suceder a ellos de manera inmediata.

 

¿QUÉ HACER EN LOS DÍAS SIGUIENTES?
• Apoyo emocional
Que el niño sienta el calor y la presencia de los adultos. Cada caso es diferente, unos niños preferirán hablar, otros no; unos necesitarán más caricias y otros las rechazarán, pero todos necesitan saber que estamos a su lado incondicionalmente y en todo momento. Es frecuente que el niño llame por la noche para una tontería -“quiero un poquito más de agua”- o el adolescente telefonee a su padre “para nada” en mitad de una reunión de trabajo, o pregunte constantemente a su profesor de confianza. Sólo están comprobando que estamos ahí.
Apoyo emocional, atención, afecto, no significan superprotección. El estar constantemente encima del niño supone para él un agobio y perjudica más que beneficia.

• Mantener las rutinas en lo que sea posible. Continuar con las costumbres y hábitos de cada día. Procurar introducir los menos cambios posibles: que mantenga sus horarios, su colegio, su
espacio personal en el dormitorio, etc.

• Observar cómo expresa sus sentimientos.
Algunos niños pueden expresarlos de forma directa, por ejemplo, escribiendo una carta a la madre muerta, que nos enseña: “mira lo que he escrito a mamá, ¿está bien?”. Los que no se expresan directamente suelen hacerlo de forma indirecta; los más pequeños a través del dibujo, los mayores de otras formas, por ejemplo, la letra triste de una canción que cantan constantemente. Podemos intervenir fácilmente dibujando con ellos o proponiendo o cantando otra canción.

• Atender a los sentimientos de culpa
Son muy frecuentes y a veces no los expresan claramente. En algunos casos entienden que lo que sucedió fue por su culpa: el accidente o el atentado “fue por mi culpa, por llevarme a mí al colegio, si no me hubiera llevado, si no hubiera sido por mí, no habría pasado nada”. Otras veces se sienten culpables de haberse portado mal con la persona desaparecida o de no haber reaccionado bien en el acontecimiento que han vivido. A todos los adultos que estamos cerca del niño nos corresponde hacerle ver que no tiene ninguna culpa.

• Transmitir valores
Hacerle ver que en estas situaciones conocemos y valoramos a los amigos de verdad y que, casi siempre, surge alguna persona inesperada que se convierte en un buen amigo. En un hecho como el atentado del 11-M o cualquier otra catástrofe hay que hacerle sentir el gran valor de la solidaridad.

 

¿CUÁNDO CONSULTAR A UN ESPECIALISTA?
No todos los niños reaccionan igual, muchos tienen recursos suficientes para salir adelante con el apoyo de sus familiares más cercanos, pero en otros casos convendrá pedir la ayuda de un psicólogo.

• Si pasa el tiempo y no mejora
En principio vamos a valorar las reacciones del niño y ver si poco a poco van disminuyendo Si vemos que a lo largo del tiempo, uno o dos meses, las cosas siguen igual o empeoran, es necesario recurrir a la ayuda profesional.

• ¿Qué síntomas vamos a valorar?
Es importante observar los bruscos cambios de humor, las reacciones exageradas de irritación o agresividad, el querer estar solo y evitar la compañía de amigos y familiares, los cambios importantes en el sueño y en la comida, el rendimiento escolar, etc. Cuando todo esto, o parte de ello, supone una alteración importante en la vida del niño y/o de la familia ha llegado el momento de pedir ayuda.
 

Fuente:
"SITUACIONES TRAUMÁTICAS EN LA INFANCIA, CÓMO AFRONTARLAS". DEFENSOR DEL MENOR EN LA COMUNIDAD DE MADRID
 

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