Orientaciones Educativas para Padres

 
 

TRES TÉCNICAS PARA PONER LÍMITES

 

 
 

Voy a referirme a 3 sencillas técnicas para evitar que los niños cuestionen o se resistan a las normas y no se salten los límites que sus padres se ven en la obligación de ponerles para su educación.

Se trata del Procedimiento de Verificación, la Técnica del Corte y la Tregua. Estas técnicas están recogidas en “Poner Límites”, de Robert J. MacKenzie.

1- El Procedimiento de Verificación:

Con esta técnica intentamos asegurarnos que el niño ha entendido lo que le hemos pedido que haga.

En ocasiones damos una orden o petición y vemos que el niño está enfrascado en un juego o actividad. En ese momento al ver que no responde a nuestras demandas nos queda la duda de si nos ha oído. Mejor que esperar o comenzar a repetir una y otra vez, será ponernos enfrente de él y verificar: ¿Puedes decirme lo que te he dicho?, o ¿Has entendido lo que dije?, o ¿Qué te he dicho?

En cuanto que nos responda que lo ha entendido ya estamos seguros que asume la responsabilidad de hacer lo que le hemos dicho o las consecuencias por no hacerlo.

 

2- La Técnica del Corte:

El objetivo de la Técnica del Corte es poner fin a las quejas, intentos de negociación, discusiones, etc., con las que el niño intenta dejar de cumplir lo que se le ha ordenado.

Con la técnica del Corte, “cortamos” dichas quejas, etc., diciéndole que si continúan aplicaremos una consecuencia.

Por ejemplo, recordamos a un niño que tiene que sacar la basura. El niño responde que le toca a su hermano, que lo hará luego, etc. Con esta técnica se le diria: ‘Puedes sacar la basura o quedarte sin ver la TV el resto de la tarde. ¿Qué prefieres?’

Poner limites exige ser firmes, tanto a la hora de cortar una discusión como de aplicar una consecuencia.

 

3- La Tregua:

El objetivo de la Técnica de la Tregua es aplazar la solución de un problema surgido en la relación padres-hijos hasta que ambas partes se calmen y recuperen el autocontrol.

El actuar bajo los efectos de la ira o el enfado hace que se tomen decisiones cargadas de emoción y precipitadas de las que probablemente nos arrepintamos una vez recobrada la calma.

Si son los padres los que se encuentran alterados pueden decir en esas circunstancias: ‘Estoy muy enfadado y necesito que se me pase antes de poder solucionar esto. Me iré a mi habitación y una vez que me calme trataremos este asunto’.

En el caso de que el que se encuentre alterado sea el niño podemos decirle: ‘Te veo algo nervioso. Dentro de un rato cuando te hayas calmado continuaremos hablando’

Con esta tregua se consigue que los problemas se vean más con más serenidad y sea más fácil llegar a una solución constructiva.

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