También hay que tener en cuenta el
"movimiento" del dibujo, especialmente del personaje.
Podemos encontrarnos con una figura
rígida, que nos habla de un sujeto también rígido o
encerrado en sí mismo que puede sentirse amenazado por
el entorno, con dificultades de adaptación, o incluso
despersonalizado.
En el caso de los adolescentes la
rigidez es una manera de mostrar el miedo a la propia
desorganización y a la inserción en el mundo adulto.
Cuando el personaje del dibujo está
realizando alguna actividad concreta, nos indica que
estamos ante un sujeto energético y que puede estar
también manifestando una actitud eufórica.
Pero si la actividad aparece como
desmedida puede tratarse de un exceso de fantasía, o
incluso de una actitud algo maníaca.
También revela un exceso de actividad
el sujeto que dibuja al personaje en posición de
caminar. En este caso la interpretación dependerá de la
constatación de hacia dónde camina.
Bibliografía: J.
M. Cid y S. Urbano: "Personalidad y conflictos en el
dibujo". Delta Publicaciones