Esta expresión
apareció en América en el siglo XIX con referencia a la
descripción de una mujer hermosa. La idea detrás del
término es que la gente disfruta mirando algo bonito
durante un largo rato, al contrario de algo desagradable
que les hace apartar la vista de inmediato.
Actualmente este
idiom tiene una connotación de que la persona es
sexualmente atractiva, por lo que no sería apropiado
utilizarla en referencia a una persona a la que no
querríamos describir como sexy, por ejemplo un
compañero/a de trabajo o a un/a menor de edad.
También puede
aparecer el idiom easy on the ear (agradable al
oído)