Ann was really in seventh heaven when she got a
car of her own.
Este idiom, que se
usa de forma figurada desde el siglo XIX, se refiere a
la tradición judeo-cristiana de la existencia de siete
cielos formados por esferas concéntricas alrededor de la
esfera terrestre.
Estos cielos
serían estados de conciencia. Es en el séptimo cielo
donde se encuentra la morada de Dios, por tanto el lugar
donde se puede disfrutar el estado de la felicidad
eterna.