She wore a lot of costume jewellery which she bought
for a song off second-hand stalls.
La expresión for a song ya aparece en el siglo XVI,
cuando Shakespeare la incluyó en su obra "All’s
Well That Ends Well": "I know a man ... sold
a goodly manor for a song"
El origen de to buy
something for a song se sitúa en la práctica, ya desde aquella época,
de dar algunos peniques a los cantantes itinerantes en
pensiones y bares, así como de lo barato que resultaba
comprar copias escritas de canciones en las ferias.